Tuesday, January 23, 2007

Avui la Mireia m'ha enviat aquest article. Llastima que no hi hagi mes bojos com aquesta Santa dona en aquest món!


MARGUERITE BARANKITSE, La 'Loca de Burundi'

"Estar alegre es un regalo para los otros"

Tengo 50 años. Nací tutsi en una aldea de Burundi. No estoy casada,
alimento, cuido, educo y hago de mamá de 10.000 niños. Tengo 16 nietos.
Vivimos en unas casitas que construí en el terreno que heredé. Mi
proyecto se llama Casa Shalom. Mis colegas, médicos, abogados..., son
hijos míos que han vuelto de estudiar en Europa

IMA SANCHÍS
- ¿Cómo empezó todo?

- Antes de que estallara el conflicto entre hutus y tutsis yo ya había
adoptado siete niños, cuatro hutus y tres tutsis.

- Uff.

- Cuando estalló la guerra civil en Burundi nadie quería saber nada de
mí, ni siquiera mi familia. Me refugie en el obispado.

- ¿Y a cuánta gente recogió por el camino?

- A 72 personas, entre ellos 20 intelectuales hutus que no querían
participar en las matanzas. Los hutus asesinaron a 60 personas de mi
familia, obviamente tutsis.

- Empezaron los hutus y se vengaron los tutsis.

- A los pocos días, estaba preparando la comida para toda aquella gente
cuando vi acercarse un grupo de tutsis, entre ellos algún familiar, así
que pensé que no nos harían daño. Pero entraron, me llamaron traidora,
me pegaron, me ataron y los mataron uno a uno delante de mí. Cada vez
que mataban a uno me agredían, estoy llena de cicatrices.

- ¿Y los niños?

- Yo tenía 11.000 dólares y le dije a uno de los asaltantes que se los
daba si salvaba a 25 niños. Pero entre ellos no estaban mis hijos, y
tampoco entre los cadáveres. Estaba perdida, mis propios familiares
habían matado a mi gente más querida, les rogué que también me mataran
a mí, pero nadie quiso hacerlo. Entonces me fui a la capilla y me puse
a gritarle a Dios y a reclamarle a mis hijos.

- Qué horror, lo siento.

- Pero de repente oí una vocecita: "Mami, mami". Fue como un milagro.
Se habían escondido debajo de la sacristía. Enterré los cadáveres,
recogí a los 25 niños y huimos.

- ¿Lejos del país?

- No. Yo tenía el remedio para el futuro: niños hutus y tutsis que se
querían y protegían unos a otros. Nos instalamos en casa de unos
cooperantes alemanes que habían huido.

Si en la zona de los grandes lagos nos ayudamos todos, no tendremos que
ir detrás del dinero de los belgas. Hay que darse cuenta de que el amor
es muy creativo.

- ¿Y cómo pasó de 32 niños a 10.000?

- Empezaron a llegar huérfanos, niños soldado y niños mutilados que
nadie quería. En las 40 hectáreas que heredé de mi familia construí
casitas para ellos. Yo no tengo orfanatos, tengo hogares y ellos son
mis hijos. Los envío a estudiar al extranjero y luego vuelven y me
ayudan. Son médicos, psicólogos, abogados, economistas...

- ¿Cómo los alimentaba?

- Periodistas alemanes y belgas comenzaron a hacer reportajes sobre la
loca de Burundi,que es como me llaman en mi país, y los europeos que
había conocido de la universidad me enviaron dinero. Luego vino el
dinero de los premios y la cooperación.

- ¿No volvió a sentirse amenazada?

- Me amenazan todos los días porque hago declaraciones que molestan
mucho. Hasta la Iglesia me considera non grata porque les pregunto:
"¿Cómo pueden dejar morir a la gente? Ustedes deberían dar su vida por
ellos, su silencio es cómplice". Es un milagro que aún esté viva. Le
contaré una bonita historia.

- Bien.

- Uno de los hombre que vino a matarme hoy es mi chófer. Mientras él me
apuntaba con la pistola le dije: "Eres demasiado guapo para ser un
criminal. Ven y yo te enseño otro oficio que no sea el de matar, porque
los que te han enviado tienen a sus hijos estudiando en Nueva York".
Fue mi primer alumno del taller mecánico que creé para que los niños
soldados aprendieran un oficio.

- No entiendo por qué no la mataron.

- Es un milagro. En otra ocasión detuvieron el autobús en el que
viajaba. Nos tumbaron en el suelo y comenzaron a matarnos uno a uno.
Cuando llegaron a mí, les dije: "He olvidado hacer testamento,
acompáñenme y así le daré el dinero a alguien".

- La acompañaron, claro.

- Sí, y aproveché para preguntar a aquellos 4 jóvenes por qué se habían
convertido en asesinos. En casa les di de comer y les pedí que me
permitieran despedirme de mis hijos. Cuando vieron aquel enjambre de
niños felices decidieron quedarse con nosotros. Nada resiste al amor,
creo que ése es el secreto.

- Parece un cuento de hadas.

- Cuando me encuentro con alguien no puede evitar verlo como mi
hermano, no puedo evitar querer a los demás. Cuando enterré a aquellas
72 personas no me quedé amarga. Yo amo la vida. Me levanto por la
mañana y canto porque pienso que estos pocos días que tengo para vivir
los tengo que vivir de pie. Estar alegre es un regalo para los otros.

- La alegría es contagiosa.

- Tengo la vocación de hacer feliz a los otros y eso es lo que me
mantiene. ¿Por qué sigo viva? Porque cuando uno ama la vida, la vida
también le ama.

- Dicen que robó las cortinas del obispado.

- Los niños llegan desnudos, y cuando he pedido que me envíen ropa
nadie me ha hecho caso, así que descolgué las cortinas y les hice
bonitos vestidos, sí.

-... Y que con las banderas de Unicef hizo calzoncillos.

- Yo les pedí ropa y ellos se atrevieron a mandarme banderitas porque
la foto de 10.000 niños agitándolas era publicidad. Pero la mejor
publicidad es que los niños no pasen hambre ni frío. En el mundo
necesitamos locos que se atrevan a decir la verdad.

- Usted lleva a los niños a ver a los asesinos de sus padres.

- Si no se reconcilian con su propia historia y miran de frente la
causa de sus desgracias, la ira crecerá con ellos. El perdón es el gran
legado del cristianismo en un mundo que no sabe perdonar.

1 Comments:

Blogger Maripuchi said...

Molt fort.

2:14 AM  

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